viernes, 16 de septiembre de 2011

el escenario de la vida

   El sol en mi cara, en la suya... reflejan cosas distintas, cosas que solo yo percibo, en el miedo lo encuentro a él, ensimismado en su mundo, un niño mimado y temeroso, dentro de un caparazón que ni el amor ni la revolución lo pueden sacar, cosas que pasan hoy, que ya no nos esperarán más, cosas que piden a gritos que vayamos... que nos subamos al escenario y que actuemos, que representemos a un personaje que pasa a convertirse en persona, en uno mismo, cuando nuestros sentimientos se ven plasmados en un escenario, cuando nosotros somos los actores, los reales y principales actores de esta obra, nuestra obra.
   Sentir los focos en nuestros rostros, focos que representan el sol, ya que sin ellos la obra no puede continuar, esos mismos focos que en nuestros rostros reflejan cosas distintas, en ti reflejan miedo, y en mi... en mi reflejan lo que por tiempo he ocultado y que ahora sale a la luz, a la luz inconscientemente, en contra de mi voluntad, de la mía y la tuya, la tuya... tu rostro, tus ojos que gritan en silencio, un silencio insoportablemente molestoso, un silencio que solo yo logro interpretar.
   Tu indiferencia, mi indiferencia, ya ni siquiera hay miradas... que frio, me da frio mirarte, me entristece mirarte, me deprime.
   Recuerdos que me vienen a la mente, recuerdos que extraño, te extraño. Utopías distintas, utopías que nos separan, nos separaron, solo te quería de compañero, tu mano junto la mía revolucionando el amor, sacando de los rieles de la normalidad al amor, al prototipo de pareja perfecta, a la rutina...
   Siempre fieles a nuestros ideales, a los que compartimos, los cuales también nos separaron... Qué triste, triste que las cosas más hermosas nos separen, las mismas que en un momento nos unieron, ahora nos separen.


Lorenza Tael.

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